Antes de que se conociera la técnica de injertar y brotar, el principal método de reproducción de los árboles frutales era recolectar semillas y sembrarlas. En el caso de las plantas frutales, el principal problema de este método de reproducción es la relativamente baja reproducibilidad de los rasgos de la madre.
Como aficionado, puedes intentar multiplicar albaricoques, melocotones, ciruelas o nueces de los huesos. El primer paso es extraer las semillas maduras de la fruta. La pulpa se puede utilizar para conservas, y las pepitas se lavan con agua para eliminar los restos de la fruta. Luego las secamos en un lugar ventilado, pero no al sol. La única dificultad que puede surgir es una brotación muy lenta. Las semillas de plantas frutales sembradas inmediatamente en el suelo brotan de manera muy desigual, a veces incluso después de un año. Para acelerar la germinación se utiliza un procedimiento llamado estratificación o preposición. Este tratamiento evita que las semillas permanezcan demasiado tiempo en el sustrato.
La estratificación consiste en mantener las semillas a una temperatura baja de 0-10 °C, preferentemente a 3-4 °C, durante varios meses. La forma más fácil es mezclar semillas con arena húmeda y turba en un recipiente y dejar la mezcla en un lugar fresco. Durante la estratificación, mezclamos varias veces el sustrato, reponemos el agua y comprobamos si las semillas empiezan a germinar.A principios de la primavera, las semillas se colocan en el suelo a una profundidad igual a 2-3 veces el diámetro de la semilla. Si tenemos aderezo de semillas, lo usamos para proteger las semillas, lo que evitará que se infecten con enfermedades fúngicas. El cuidado de las plántulas emergentes consiste en regarlas y, posiblemente, sombrearlas en un sol demasiado fuerte. También es bueno protegerlos con una red contra pájaros. Por lo general, después de algunos años, cuando obtenemos los primeros frutos, podemos verificar cuáles de los árboles crecidos son valiosos y conservarlos.
